sábado, 20 de noviembre de 2010

¡Mal rayo te parta, Pancho!

Recordamos a nuestros bisabuelos y abuelos heridos y asesinados, gritamos por nuestra degnidad herida, nuestra cultura perdida y en fin, por todas nuestras heridas aún supurantes. Exigimos, por supuesto, que exista una memoria histórica que haga justicia a lo que esta dictadura supuso.


Somos los nietos de los obreros que nunca pudísteis matar, 
somos los nietos de los que perdieron la Guerra Civil.



Última evolución del concepto "igualdad"

Erich Fromm, en su texto El arte de amar, reflexiona sobre lo que se ha entendido por "igualdad" desde la Ilustración hasta nuestros días. Y esta pequeñísima recopilación de información con la que hila una reflexión de manera tan sencilla como interesante, se resume a continuación.
Los iluministas occidentales asumen la igualdad como una condición para el desarrollo de la individualidad. Nosotros, con nuestras mentes ultracontemporáneas, pensaremos "¿por qué?" Pues porque se entendía como igualdad aquella situación en la que ningún hombre (hombre, sí, pues estamos en el siglo XVIII: de hombres se habla y los hombres hablan) es un medio para que otro hombre realice sus fines, y así, todos los hombres son iguales en la medida en que todos son finalidades y sólo finalidades, nunca medios para otros.
Esto desemboca inevitablemente, mediando la brutal tecnificación industrial de la economía (de la vida), en teoría política; así, en el siglo XIX los socialistas prácticamente limitarán el concepto de igualdad al campo de la filosofía política, definiendo la igualdad como la abolición de la explotación.

En nuestro tiempo, en el período de la incógnita, del capital, del fin de las ideologías en el convulsivo siglo XX (de esas ideologías que tanto llevaban gestándose), asistimos a una confusión del término y ahora cito a Fromm:

En la sociedad capitalista contemporánea, el significado del término igualdad se ha transformado. Por él se entiende la igualdad de los autómatas, de hombres que han perdido su individualidad. Hoy en día igualdad significa "identidad" antes que "unidad". Es la identidad de las abstracciones, de los hombres que trabajan en los mismos empleos, que tienen idénticas diversiones, que leen los mismos periódicos, que tienen idénticos pensamientos e ideas. En este sentido, también deben recibirse con cierto escepticismo algunas conquistas generalmente celebradas como signos de progreso (...) La sociedad contemporánea predica el ideal de la igualdad no individualizada, porque necesita átomos humanos, todos idénticos, para hacerlos funcionar en masa, suavemente, sin fricción; todos obedecen las mismas órdenes, y no obstante, todos están convencidos de que siguen sus propios deseos. Así como la moderna producción en masa requiere la estandarización de los productos, así el proceso social requiere la estandarización del hombre, y esa estandarización es llamada "igualdad".

Erich Fromm , sin duda un interesante materialista.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Nos alzamos cada día




Acción directa.
Ya me harté de esperar, de intentar crear disciplinas. Luché de una manera que suele entenderse como organizada, la manera más aceptada de luchar. Esperando, acordando, escribiendo, burocratizando y en cierto modo, imitando la forma de organizarse que tienen los poderes que quizá alguna vez intentamos cambiar. Hace tiempo que decidí no intentar cambiarlos; fue que decidí destrozarlos. Decidí que nada que me venga impuesto merece mi respeto y cada año que pasa grito más fuerte. Son más las miserias, por tanto son más los gritos y están más justificados.
Mientras crecía siempre me resultó extraño un mundo que alza hasta las nubes valores que luego desprecia. Aprendí que educarme en su respeto era una forma de esclavizarme soterradamente. Aprendí que aprender no es fácil. Antes de todo esto ya había decidido que la paz me parecía aburrida y que la violencia era necesaria.
Cuando estudiaba las revoluciones de la historia (lo poco y lo mal que se estudian) algo se agitaba dentro de mí, desde pequeña...cuando intuía las grandes injusticias colectivas, que disfrazan siempre millones de miserias individuales, no tardaba ni un segundo en ponerme del lado de los perdedores.
Así crecí y así fui llegando a donde estoy. Además de todo esto, que ha marcado mi vida, resulta que de repente han pasado los años y he llegado (a veces no sé ni cómo) a un estatus respetado en nuestra sociedad: soy médica. Y, en contra de lo que algunos siempre previeron, no centro mi vida en tener propiedades o en ser admirada por los demás por razones absurdas.

Siempre supe que en algún lugar estaría el desvío y como no llegaba hacía tiempo que empezaba a sentirme muerta. Las vías de escape son duras y dolorosas pero jodidamente satisfactorias. Me siento viva y un poco más libre. Siempre aplazando, siempre esperando, siempre hipotecando el tiempo, siempre anhelando.

Queremos recorrer el mundo, aún cuando no podamos pasar de la esquina, con nuestro ingenio y con nuestras manos, con poca pasta y con muchos miedos que vencer y que nos hagan sentir que estamos vivos.
Queremos soñar pese a las fronteras, el dinero y las injusticias.
Queremos aprender y ver florecer las semillas que son los conocimientos. Queremos aprender libremente y gozar con ello. Que sólo la vida nos ponga a prueba y no un papel, ni un sabio, ni una beca, ni un esquema.
Queremos empaparnos con la lluvia del amanecer, que se lleve los lastres y nos enfríe la mente y la vida, nos renueve las viejas ideas que nunca mueren y que con nosotros morirán.
Queremos seguir gritando, pintando, rompiendo, creando, imaginando y trabajando. Luchar lo es todo, cada día.
Queremos vivir nuestra forma de vivir.
Aprender a amar todo lo que merezca ser amado y nunca dejar de odiar lo que nos impida amar en libertad. Esa es la razón por la que el odio va primero, va en avanzadilla en defensa de la libertad. La misma razón por la que nunca me tragué lo de la violencia hace que no me trague lo del odio. Pero siempre amaré por encima de todas las cosas. Y trataré de vivir siempre apasionadamente. Eso nada ni nadie me lo van a robar.

Ya estoy en mi desvío, ha llegado mi momento.
Todos lo saben: la cabra tira pal monte.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Compañeru, dame tira

Anduve una semana por una tierra de mil amores. Había estado dos veces, pero esta vez estuve acompañada de una persona muy especial: alguien que me sabe transmitir todo el carácter, la rabia, el dolor y todas las cosas bellas que encierra Asturias, en su pasado y en su presente. Alguien que sabe hacer que cada lugar que piso tenga vida, color, emoción e incluso canción. Aún en los días grises, que en esta tierra son muchos. Pero la fuerza de sus gentes los tumban, va en su carácter, es su identidad. Gente humilde y digna, dada, que en muchas cosas me recuerda mucho a mi gente canaria. Sigo enamorándome del norte.
Vuelvo a Madrid, oscuro pese a tener muchos más días soleados que las tierras asturianas. A Madrid, la tierra del trabajo y de la pérdida de identidad, un lugar donde no echar raíces, donde arrimarte a la gente que como tú no echa raíces, tierra para echar de menos y hacerse fuerte.

Siempre estaremos luchando (luchar del mismo lado hace duradera la amistad) así que dame tira y así todo será más fácil.

Gracias Asturias por darme vida, gracias Kraken, por cui-darme vida.



DAME TIRA

Cuando tea apechugando
per fuera de la mina
lo mesmo que per dientro
¡Compañeru, dame tira!
Cuando sepias que toi presu
per da-y llibertá a la vida
como si non lo tuviere
¡Compañeru, dame tira!
Cuando al aire los polmones
tarácelu la caliza
semeyando bon aliendu,
¡Compañeru dame tira!
Cuando me retiren ya
y sólo seya un pensionista,
igual que si trabayare
¡Compañeru dame tira!


(Lletra: Manuel Asur, Son: Nuberu)

http://www.goear.com/listen/de822e6/dame-tira-nuberu

Una historia triste y vieja


Últimamente me ha visitado una tristeza muy específica, una que jamás pensé que me afectaría casi como propia.

Has crecido oyendo hablar de tus abuelos y de tus tíos abuelos que se fueron a Cuba y a Venezuela. Has sentido en cierto modo, y has visto mascarse en la memoria colectiva ese dolor, esa nostalgia y ese desarraigo. Te has emocionado con esas historias y esas aventuras, y las has hecho parte de ti. Quizá incluso alguna vez has escuchado la canción "La maleta" de Taller Canario e incluso puede que hayas llorado con ella. Es algo que se rompió en el corazoncito de tu pueblo, por siempre.

Y nunca pensé que, a escala, lo viviría en propia carne, con la gente de mi generación, pero pasan las décadas y pasan ya los siglos...y escucho lo siguiente de un enfermero canario amigo mío que está también trabajando en Madrid, justo depués de llegar de pasar un fin de semana en la tierra: "Tía, fue una depresión. Sólo en mi barrio había cinco tiendas cerradas. Me dio la impresión de que la ciudad estaba más muerta que nunca. Y tengo miedo de no poder volver, allí no hay trabajo para nadie. ¿Sabes? En Canarias hay un paro juvenil del 50%. O te mueves de allí o te pudres. Y me destroza la idea de no poder volver"

Nuestros abuelos se marcharon en barcos atuneros, a trabajar en la agricultura, en la construcción, algunos incluso a apoyar la revolución y a engrandecer el pensamiento de la clase obrera. Nosotros nos marchamos a trabajar en un montón de cosas, en muchos casos de lo que sea, nos marchamos en avión y por lo general mucho más cerca. Pero nos marchamos.
A mí también me destrozaría la idea de no poder volver cuando quiera hacerlo. Y eso que yo casi seguro que podré, porque soy una privilegiada, conclusión a la que llego después de pensar en aquellas personas que se mueven con su casa a cuestas, sin ningún apoyo, sin ningún amigo, sin hablar el idioma...esos migrantes valientes y que no tienen nada que perder.

¿Por qué tenemos que seguir escuchando estas historias?

Son cosas muy tristes, y yo sólo he podido percibir muy remotamente lo que tuvieron que sentir nuestros abuelos y lo que sienten todos los que parten cada día hacia el norte económico.

Detención ilegal y ciertas contradicciones

El viernes pasado fuimos detenidos ilegalmente.
Ocurrió en la Laboral de Gijón, el día 5 de noviembre, entre las 18:00 y las 18:45. Entramos a pie, con nuestras bicicletas en la mano y dimos las buenas tardes al segurata. Una vez dentro, en el inmenso patio, decidimos montar en las bicis, ya que se daban las condiciones para hacerlo sin molestar a nadie y sin interrumpir nada. De pronto escuchamos un silbido: era el segurata para que bajaramos de las bicis. Sin mediar palabra, nos bajamos y seguimos a pie. No habíamos dado ni dos pasos cuando se escucha otro silbido. Se acerca a nosotros y nos dice que salgamos del recinto. Le preguntamos que por qué y nos respondió que porque sí, que no se podía andar en bici y tal. Pues nada, estuvimos un par de minutos más recorriendo el patio a pie, curioseando el lugar, y cuando nos dispusimos a salir nos encontramos las enormes verjas que constituyen la entrada cerradas a cal y canto, con llaves, y cual carceleros, apoyados en los dinteles, dos seguratas. Y gente fuera y dentro, aguardando para entrar o para salir. Forcejeamos con ellos y nada, además llevábamos las bicis. Nada, que nos quedáramos allí, que habían llamado a la policía. Y nosotros sin entender por qué. Les preguntamos y no nos quisieron explicar. Ante esta privación más que gratuita de nuestra libertad, decidimos llamar nosotros también a la policía, no para que nadie nos defendiera, sino para atacarlos también a ellos desde afuera. Desde dentro, ya nos encargamos nosotros de convertirles todo ese rato en un infierno, riéndonos de ellos y ridiculizándolos.  Ante esto, se quejaron de que les faltábamos el respeto, pero claro, no eran nadie para hablar: ¿qué mayor falta de respeto que retenerme por la fuerza en un lugar, y más sin causa que lo justifique por nuestra parte?
Llegó la policía, identificó a las dos partes y sin más, nos fuimos.
Cuando fui a apuntar el número de placa del segurata se la tapó y me la dijo de palabra, hecho ante el cual hasta la misma policía se indignó.

Mi compañero y yo no sabemos si denunciar todo esto. Por un lado, no creemos en  la justicia universal ni en la justicia organizada de nuestra sociedad. Pero por otro, queremos que capullos como estos se lo piensen mejor la próxima vez.

Maderos frustrados que desean dar algún sentido a su vida, o tener su momento de gloria, o sentirse importantes. Nadie es quién para robarnos ni un solo minuto de relativa libertad de nuestra vida, que ya bastante nos la roban cada día con ciertas esclavitudes como el trabajo tal y como está organizado. Tolerancia cero ante los abusos de quien ejerce su poder impunemente y por la fuerza.
No aceptamos que ninguna persona pueda ejercer poder sobre otra, en ningún lugar del mundo y bajo ninguna circunstancia, y aún menos por la fuerza.

viernes, 29 de octubre de 2010

Las piratas tenemos momentos de lucidez


Cada vez menos, o cada vez más, eso nunca se sabe, pero los tenemos.
Fuimos arrojadas desde un útero directamente al frío suelo de la vida irreal.
El viaje fue como un tiovivo, como muchos fotogramas seguidos.
Empezó para parecer no acabar y ahora cada día es una lucha.
El viaje viaja cada vez más rápido.
¿Cómo se hace todo esto?